Conclusiones

El año pasado concluíamos abogando por una respuesta global, cualitativamente distinta, dirigida a fomentar el desarrollo de las relaciones interpersonales y el aprendizaje de la convivencia. Una respuesta que acortase la distancia afectiva entre los adolescentes y los mayores en el campo educativo.

Finalizado ya el proyecto Hipócrates, podemos decir que también se ha acortado la distancia entre los límites europeos gracias a la participación de ciudades tan distantes como Tallinn, Alicante y Sevilla; Bedfordshire y Lisboa, Malmö y Valle D’Aosta. Todos hemos influido y todos hemos sido influidos. Nos ha sorprendido cuántas cosas tenemos en común en el ámbito de los conflictos escolares, enriqueciéndonos con el conocimiento de las peculiaridades de cada cual para aliviarlas.

Con la ayuda de los expertos que han participado en el proyecto, hemos comprendido un poco más esta forma compleja de comunicación que es la conducta violenta.

También hemos ampliado la red de apoyo: policías, padres, jueces y profesionales de servicios sociales, y más profesores y terapeutas se han acercado y participado en las actividades del proyecto. La web ha sido consultada por 4500 usuarios de todo el mundo, y muchos colaboradores quieren seguir trabajando e impulsando nuevas acciones. Se han puesto en marcha nuevas metodologías de intervención compartida entre centros y contexto: servicios terapéuticos, servicios sociales…

El proyecto Hipócrates ha sido sin duda un buen instrumento de interconexión entre profesionales de distintos campos y países. Entre todos se han desarrollado materiales y buenas prácticas que servirán de orientación a los que se inician en el trabajo con adolescentes.

Quizá estemos en el camino de acercarnos a estos (es lo que pedían el año pasado) de forma distinta y que con ello tengan menos necesidad de ser violentos.

Pero, sin duda, tras dos años de compartir inquietudes, realidades y propuestas con los socios que nos han acompañado en la búsqueda, nos sentimos miembros de una Comunidad de ideales e intereses que afronta problemas comunes y promueve soluciones unánimes. Y, quizá, lo más importante, haya sido el saber que ante problemas como los que hemos analizado en el Proyecto, no estamos solos: la Unión Europea los ha hecho suyos.

Así, en esta nuestra Europa, podremos tratar de prevenir el grave conflicto que tanto nos afecta como es el de la violencia juvenil en el medio escolar.

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